La muerte de Dulce, la icónica cantante, ha dejado un legado enigmático y polémico que ha salido a la luz recientemente con la lectura de su testamento. Dos meses después de su fallecimiento, la relación con su hija Romina ha sido puesta en entredicho, revelando desacuerdos y secretos que no se imaginaban. Según fuentes cercanas, Dulce modificó su testamento semanas antes de su muerte, excluyendo a Romina de una parte significativa de su herencia. En lugar de bienes materiales, Dulce dejó como legado a su hija “su voz” y pistas musicales inéditas.

Sin embargo, lo que más ha sorprendido es la inclusión de Moisés González, pareja de Romina, como beneficiario. Dulce lo valoraba por su apoyo en momentos críticos de su vida. Además, un tercer beneficiario, cuya identidad sigue siendo un misterio, ha generado especulaciones sobre su relación con la cantante. Las revelaciones han intensificado la atención sobre la relación madre-hija, que ahora se ve marcada por fricciones.

Grabaciones filtradas han mostrado a Romina expresando su frustración hacia su madre, creando un clima de tensión aún mayor. La intervención de Ofelia Cano, amiga cercana de Dulce, también ha suscitado controversia, ya que se sugiere que estuvo al tanto de los cambios testamentarios y trató de mediar en el conflicto.

Mientras tanto, las circunstancias de la muerte de Dulce siguen siendo objeto de investigaciones. Se ha reportado que recibió un medicamento no autorizado poco antes de su fallecimiento, lo que ha llevado a especulaciones sobre un posible envenenamiento. Las tensiones entre madre e hija se han acentuado, dejando en el aire múltiples interrogantes sobre la verdadera naturaleza de su relación y las decisiones tomadas en sus últimos días. La historia, marcada por el dolor y el resentimiento, continúa desarrollándose, dejando a la audiencia con más preguntas que respuestas sobre el legado y la vida de una de las artistas más queridas del país.