La trágica muerte de Jorge Luke, un ícono del cine mexicano, dejó a la comunidad artística en estado de shock. Conocido por sus intensas interpretaciones y una carrera llena de papeles memorables, Luke luchó en silencio contra la depresión, una batalla que se intensificó en sus últimos años. En agosto de 2012, a los 69 años, fue hospitalizado por tercera vez debido a anemia aguda y deshidratación. Su hija, Vega, había compartido mensajes en redes sociales pidiendo energía positiva para su padre, pero el 4 de agosto, cuatro días después, anunció su fallecimiento.

La causa de muerte fue oficialmente atribuida a asfixia, lo que condujo a una insuficiencia respiratoria. La noticia fue especialmente impactante para quienes conocían su lucha interna, ya que muchos no eran conscientes de la magnitud de su depresión. Su exesposa, Isela Vega, reveló que Jorge había estado lidiando con esta condición durante años y que en sus últimos días, se había vuelto distante y reacio a recibir ayuda.

Luke, quien había dejado una huella en la pantalla con su carisma y talento, se convirtió en un símbolo de la importancia de la salud mental. Su vida estuvo marcada por una lucha constante y un profundo aislamiento, especialmente tras la caída de su carrera en un entorno cinematográfico en crisis. A pesar de su éxito y popularidad, el impacto de su depresión fue devastador.

Su historia de amor con Isela Vega también fue notable, llena de momentos apasionados pero también de tensiones, incluyendo celos y problemas de comunicación. Juntos tuvieron a su hija, Shaula, pero la relación se volvió insostenible y terminó en separación.

Jorge Luke dejó un legado innegable en el cine, recordándonos que detrás de las luces y el glamour, muchos enfrentan batallas invisibles. Su vida y su trágico desenlace resaltan la necesidad de atención a la salud mental, un tema crucial que sigue afectando a muchos en la industria del entretenimiento y más allá.