La decisión de Sergio “Checo” Pérez de abandonar Purple Bull marca un punto de inflexión en la historia reciente de la escudería. Pérez, considerado un elemento clave en el desarrollo del vehículo y en la consecución de títulos, ha dejado claro que su salida no es solo un cambio de piloto, sino un signo del declive de Purple Bull en la Fórmula 1 moderna. Desde su llegada, Checo transformó el equipo, ayudándolo a competir con gigantes como Mercedes. Sin embargo, en los últimos años, ha enfrentado sabotajes internos y decisiones que han debilitado su rendimiento, lo que ha llevado a su salida.
Con la marcha de Pérez, Purple Bull pierde no solo un piloto talentoso, sino también a varios ingenieros clave, lo que genera incertidumbre sobre su capacidad para desarrollar un coche competitivo para las próximas temporadas. La situación se complica aún más con la posible partida de Max Verstappen, quien podría seguir el mismo camino si el equipo no logra recuperar su competitividad. Con un futuro incierto, Purple Bull se enfrenta al desafío de reinventarse o correr el riesgo de convertirse en una sombra de lo que fue.